Cuando uno cree que en política lo ha visto todo y que superar el espectáculo kafkiano y circense es difícil, sólo hay que presenciar la oposición irracional e inmadura de Vox, para comprobar como con su falta de respeto y de decoro, con insultos, mentiras  y propagación de bulos de manera continua, traspasan todas las líneas rojas.

Con un alarde repugnante de enormes dosis de cinismo, hipocresía y demagogia política a la altura de la mediocridad, dejan entrever su verdadera intención que no es otra que la de destrozar la democracia. Embarran y ensucian la vida política con mentiras, pero a fuerza de repetir una y otra vez las mismas mentiras no van a conseguir la credibilidad, no al menos en este municipio.

VOX pretendía en la sesión plenaria del pasado día 23 de mayo ser ejemplar, pero acabó siendo víctima de su propia incoherencia al hablar del incremento del gasto político en Castilla-La Mancha.

Le pusimos a modo de ejemplo, cómo se comportan su colegas de partido en el resto del territorio nacional. En el Ayuntamiento de Yecla, en el que gobiernan en coalición con el PP, han incrementado el gasto político en más del 70% en comparación con mandatos anteriores. Como en Castilla León, el coste de los cargos de confianza asciende a 2 millones euros, colocando a jefes de prensa, ex senadores y  familiares de políticos, y como Cristina Ayala, alcaldesa de Burgos, decidió  subirse el sueldo de golpe un 17%. Un 17%  más que el anterior regidor, el socialista Daniel de la Rosa. Y un 25% más que el precedente, su compañero del PP, Javier de Lacalle. Ayala, con casi 93.000 euros pasará a ser la alcaldesa mejor pagada de Castilla y León y una de las mejores de España, pese a que Burgos no está entre las ciudades con más población del país. Lo pueden contar como quieran, pero esta es la realidad.

Quien predica o usa el ejemplo para narrar donde está el límite entre las buenas o malas prácticas, queda expuesto públicamente a demostrar su solvencia moral, y eso, no lo logró el señor Flores, por mucho descalificativos que usara durante su intervención.

Caer en los errores de los autos de fe a las siglas, las liturgias basadas en las hipocresías, y los protocolos de marketing, convierten al político, principalmente al de los municipios, en una persona que no sólo responde a la soflamas de partido, sino que está muy lejos de defender los intereses de la población.

Vox critica con dureza el gasto social que realizan los gobiernos progresistas destinan, llamándolo “paguitas”, pero cuando llegan a las instituciones, en lugar de ayudar a quienes lo necesitan, se multiplican los sueldos, aumentan el número de asesores, con el gasto que ello conlleva y, si están en la oposición, como es el caso de Azuqueca, tachan al resto de los ediles de inmorales alzándose en los auténticos salvadores de la patria, mientras que su portavoz permite que acudan sus concejales a la Comisiones informativas, en lugar de asistir él para evitar que el Ayuntamiento incurra en más gastos.

Un erróneo alarde de moralidad hizo que en el Pleno, el desempeño de su labor política quedara muy entredicho. El ejemplo sin ejemplaridad es puro ruido, vulgaridad, con el único objetivo de embarrar el debate que es lo que pretendió el señor Flores.  

Todo iría mejor para la democracia si vuelve el discurso político y la praxis tolerante, con todas las discrepancias que se quieran, pero con el objetivo prioritario de mejorar la vida de la gente. Desgraciadamente, eso no está en el programa de VOX.

Artículo de opinión de María José Pérez Salazar, Portavoz del grupo municipal de Izquierda Unida.